sábado, 17 de enero de 2009

::: ¡Deportes Extremos a precios populares! :::

Increíble pero cierto. Ayer tuve la oportunidad de volver a probar uno de los deportes extremos más comunes y populares que tenemos en nuestras calles, y me place contarles que mantiene más peligro y tanta adrenalina como antes: El mototaxismo.

Ayer en la noche me dirigía a mi casa, estaba donde mi hermano en La Ciudadela, y cuando iva por Metrocentro me llamaron al celular. Me dió culo de paba cuando pensé en lo que dije por celular, de irme a la casa a pie y un mancito con moto me ofreció un casco y un pasaje a la muerte bien barato. Me dije: " ¡que hijueputa!, vamos pa'esa." Me enganché mi casco hediondo a pecueca y me dispuse a montarme en la moto del vale.

Apenas me monto y arranca ese hijueputa me doy cuenta de que no tiene la vainita esa donde uno monta los pies cuando va de parrillero en el lado derecho (sabrá su madre como se llama esa wea), y arrancamos a millón. Tremenda adrenalina la de tal deporte, casi nos matamos de una en un cruce y llegamos luego, a todo dar, a La Via Circunvalar luego de haber sorteado un taxi.

Yo estuve pendiente a ver si enganchaba bien el pie cuadro porque iba guindando como una hueva y cada vez que medio bajaba la velocidad tiraba con el pie a ver si encontraba de flecha el puto montapie. Bueno, en una oportunidad logré darme cuenta que el cosito ese estaba era subido... ¬_¬' ... y lo bajé para poder estar más cómodo.

Nos metimos en La Circunvalar con muchos vehículos a los lados (¡incluyendo camiones!) y yo con tronce e' cagalera sacando la mano para indicarle a los vehículos que cogiamos para la derecha (al mototaxista buen huevo le vale esto porque ni se inmutaba a hacer una señal.)

Cuando ya entramos a lo que es la avenida que sigue lo que es La Murillo en Barranquilla, pero de él lado de soledad, viene el pedazo más la verga de este deporte. Nos cruzamos entre busetas y taxis a toda, hasta casi nos matamos porque por poco le pega a una buseta por detrás, pero sorteo en el momento, y viene el semáforo y se lo vuela el malparido (y a esa hora, 8 de la noche con full carros) y remata con la invasión del carril de peatones, la madre por Dios, ¡a toda velocidad! y mentando madre eso si, a cualquier transeunte que se metiera. Yo le dije tres veces: "llave, déjeme aquí" y ni oía ese careverga... a la final me faltó fue tirarme de esa mondá. "Todo bien cole, déjeme en el puente peatonal que voy pa'la farmacia esa, no hay wey." Y terminé la travesía.

Nojoda, yo creo que estamos perdiendo plata maricas, frente a otros paises que han patentado sus bongie jumpins, xtreme games y cuanta vaina. Nosotros podríamos mostrarles como, por menos de un euro, pueden sentir la muerte en vivo y en directo. Al menos en aquellos deportes hay seguridad, pero yo tenía un casco que olía a diablo y mi chofer una coquita que como nos hubiéramos estrellado le iba a escupir los sesos por los lados. Malicia indígena, o incultura boyante, nuestro mototaxismo figura como uno de los deportes extremos más brutales del mundo. Explotemos el talento nojoda, y mostrémosle a los turistas como se pueden matar de fácil en un automotor en nuestra ciudad. Saludos y hasta otra entrada.

2 comentarios:

Mauro dijo...

Al bien veijo men, ami me sigue gustando mi vida, ni pa el hijueputas me subo en una moto asi sea de mi mama!!!!

SCARAMANGA dijo...

Nojoda me cague de la risa, con este cuento, por ahi tambien tengo una historia guardada cpn un man de esos, nos pillamos en la piñamada!!