Inaugurando nuestra prometida sección de clásicos -¿cuando carajo yo prometí eso?... uhmm…- bueno, … como sea, la cuestión es que ocasionalmente (para no hacernos ataduras que en este blog están prohibidas) estaré haciendo una entrada de un clásico… bueno, juego que considere yo clásico, especialmente de esos que vuelva a repetir para tener una review fresca de uno de esos recomendables a pesar de tanta tiradera de realismo que hoy nos ocupa.
Empezaremos esta sección (chambonamente inaugurada) con uno de esos juegos grandes que por cuestiones de época (y porque no, de dinero) era muy difícil de conseguir. Afortunado el que lo tiene, de verdad, ya que es oro tener el casete de esta bestialidad de juego que me debía a mi mismo: Zoda’s Revenge Star Tropics II.
Que palustre tan teso le he dado a el emulador con este juego. Estas reviews van a ser muy particulares porque me centraré en lo que conozca del juego sin estar recurriendo a Wikipedia’s ni nada por el estilo. Será siempre una visión centrada (y quizás hasta errada) de lo que yo piense sobre el juego en cuestión, por eso empiezo comentándoles que desde siempre había tenido la curiosidad de jugar esta joyita.
Uno de esos títulos que se gana el corazón de uno por las referencias que tiene encima, en ese tiempo nada más y nada menos que una Nintendo Power de 1994 en la que un agente daba un pequeño tip de Star Tropics II. Desde ahí nació mi interés por él. Y vean que no me equivocaba.
Nada más encender el NES y ver la pantalla inicial con la imagen de Nintendo como desarrollador y en el año 94 acomoda la expectativa mental que uno tenga de esa entrega: ¿Cómo puede ser malo un juego de la compañía estrella del momento y además en el último año de una de las mejores consolas de todos los tiempos? Empiezas a jugar y encuentras una mezcla de RPG con aventura con un estilo muy propio. El humor característico del juego es una de esas cualidades que muy difícilmente podrían lograrse en una secuela, acompañado de un personaje principal muy acorde a los protas de la época: el muchacho de jeans y chaqueta vaquera con camiseta negra, delgado, pecoso y de nombre Mike que viaja por el tiempo a causa de un libro mágico, activado con la ayuda de su tío con el que pretende salvar a su amiga Mica de otro espacio temporal de las garras de Zora, el villano de turno, reuniendo unos tetrads… si, los mismos de tetris .
Con la premisa de los viajes del tiempo tenemos asegurado una variedad de niveles muy rica con muy especiales tratamientos en el corte musical. Una banda sonora muy bacana y bonachona que complementa perfectamente el juego (recomiendo por excelencia la música del capítulo 5: ¡simplemente magistral!) vamos viajando desde el Cairo por una pizza, a la vieja Inglaterra con un Sherlock Holmes bien particular (donde escapamos incluso de la cárcel), los laberintos de bosques sinuosos de otro capítulo muy divertido, la visita a una hermosa Italia artística para conocer al mismísimo Leonardo da Vinci o viajar al viejo oeste por oro, donde las peleas en las cantinas son el pan de todos los días (si es usted veterano, de esos que saben acomodar la mente videojueguil al tiempo adecuado, juéguelo y verá de que hablo!)
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